Ya hemos mencionado antes que la mejor manera de alcanzar metas es planear un presupuesto. Pero en el caso del presupuesto en pareja es muy importante tener acuerdos claros. El primer paso es saber cuántos son los gastos de la casa: renta, despensa, servicios, etcétera. Una vez que se tengan identificados, hay que elegir cómo se pueden manejar.
Una estrategia es definir qué cantidad pondrá cada quien en una cuenta mancomunada, que será la cuenta de los gastos de la casa. Es decir: abrir una cuenta a la que ambos tengan acceso, depositar ahí cada quincena la parte que les corresponda y de ahí, tomar el dinero para los gastos en común. Así se evitan discusiones sobre quién paga qué cosa, todo viene de la misma cuenta.
Otra estrategia es definir qué servicio pagará cada uno. Quizá tú tienes mayor crédito disponible en una tarjeta para poder domiciliar el internet, pero a tu pareja le queda de paso la compañía de luz o de teléfono camino a la oficina y puede pasar a hacer el pago del servicio ahí. La idea es que busquen qué se les facilita más para poder hacer los pagos.
Pro-Tip para evitar pleitos: no lleves la cuenta. Llevar la cuenta de quién ha pagado más cosas es receta para rencores y problemas. Recordemos que en México sigue existiendo una brecha salarial de género, ya que las mujeres ganan aproximadamente 13% menos que los hombres al realizar el mismo trabajo.[1]
Por último, no olviden revisar mes con mes las finanzas: llevar cuentas claras les ayudará a mantener una relación sana. Es importante hacer un balance de los gastos, estar conscientes de qué cosas deben ajustarse y saber cómo van con sus metas conjuntas. También es fundamental anticiparse a eventos importantes, como bodas, nacimientos o incluso la jubilación. Si desean prepararse mejor, exploren estrategias de planificación financiera para momentos clave que les permitan alcanzar sus objetivos sin contratiempos.